Por Especial
Córdoba angosta: edificios que asombran.-
En Córdoba, dos edificios se destacan por ser especialmente angostos: el primero de ellos es el de la firma La Mundial, particular construcción que surgió como consecuencia de una disputa entre dueños de terrenos colindantes. Cuando se produjo el ensanchamiento de la entonces Av. 24 de Septiembre, se demolió un edificio que estaba emplazado en esa tradicional esquina, quedando como resultado un espacio muy estrecho.
El propietario del terreno vecino pretendió comprar a bajo costo la parte de la construcción demolida, pero el dueño original se resistió y decidió levantar un edificio. Olmos 91 es la dirección exacta de la desaparecida compañía de seguros La Mundial, y gran parte de los cordobeses lo consideran como el edificio más angosto de Sudamérica (y algunos, del mundo). Tiene una extensión de 32 metros, cinco pisos y una terraza de dos departamentos. Dos arquitectos franceses fueron los que idearon la construcción, de sólo 3,70 metros de ancho, que se hacen más angostos hacia la calle Rivadavia.Cristian Celis, periodista especializado, lo describe como una “fachada de estilo liberal que se confunde con las de otras construcciones de principios del siglo 20 de esa tradicional avenida. Sin embargo, lo interesante surge al pararse en la intersección de Rivadavia y Olmos, justo en la esquina de la misma mano. Desde allí, la Yilé corta el cielo cordobés con su estrechez”.
El Papagayo
El segundo edificio estrecho está emplazado en un lote ubicado en Arturo M. Bas 69, en un antiguo pasillo de servidumbre dentro de la manzana, con sólo 2,40 metros de ancho por 32 de largo. Hoy, es un espacio gourmet y de alto diseño. Se trata del restaurante El Papagayo, idea del exitoso arquitecto argentino Ernesto Bedmar, quien trabaja y vive en la ciudad Singapur, en sociedad con el chef Javier Rodríguez,. El proyecto fue del propio Bedmar, en colaboración con el arquitecto local Roberto Mansilla. Entre las modificaciones destacadas, reemplazaron el techo de hormigón original por uno de vidrio, enfatizando la gran altura interior. Los elementos técnicos como cables, caños, desagües y ventilaciones se ubicaron en la pared, que está terminada en micro hormigón, y se dejó intacta la pared original de ladrillo, que data de 1870. El Papagayo es, además de una obra de arquitectura, «la realización de un sueño», según su propietario, que hizo de la dificultad implícita en el ancho del lote su mayor virtud. Fuente: La Voz Del Interior / casa & diseño / 25 de febrero de 2016.-
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