El presidente del Banco Nación asegura que la entidad volvió a cumplir su función de asistir a las pymes y apuesta a un programa hipotecario de gran alcance. Confía en que la entidad de abrirá al capital privado y batalla contra las tasas municipales.
24 de noviembre de 2024,
Daniel Tillard pasó por casi todos los puestos del sistema bancario y constituye una de las escasas presencias cordobesas en el equipo de Javier Milei. Viene de la banca privada, pero también presidió el Banco Provincia de Buenos Aires y después estuvo ocho años al frente del Banco de Córdoba.
Desde diciembre pasado preside el Banco Nación y considera que está ante el desafío de su vida: dirigir el banco más grande del país y hacerlo sin déficit fiscal, con inflación controlada y la macroeconomía ordenada.
Sostiene que Argentina debe aprender a vivir sin inflación y asegura que el fin del déficit fiscal significa el regreso del crédito a gran escala, incluyendo el desarrollo de un programa hipotecario de magnitud para la clase media.
–¿Qué cambió en el Banco Nación en estos 11 meses?
–El principal problema del banco era que no prestaba plata. Había dejado de cumplir su misión de tomar depósitos y prestarles a las pymes y a las empresas argentinas. Casi el 90% de los depósitos estaban invertidos en financiar el déficit del gobierno, lo que pone en evidencia el desastre de la economía política vigente hasta finales del año pasado. Lo que nos propusimos fue hacer de banco. La economía de nuestro gobierno es de déficit cero y en esa economía lo que nos corresponde a nosotros desde el Banco Nación es transformar los depósitos en préstamos. Recorrimos las 20 economías regionales para ver lo que necesitaban las empresas de todo el país y diseñamos una oferta de crédito que adelantaba la baja de inflación, por lo que nos pusimos muy agresivos en nuestra oferta de crédito. A finales de octubre el banco ya había desembolsado el equivalente a 12.500 millones de dólares en préstamos a las Pyme y a las familias. Esto es un récord, son 80 millones de dólares diarios. Yo diría que hoy ya no queda ninguna Pyme en la Argentina que no tenga una vinculación con Banco Nación.
– Y ese fondeo se logró simplemente con dejar de prestarle al Estado?
–Nuestro gobierno ha recuperado el peso y los depósitos están creciendo a muy buen ritmo. Pero fundamentalmente lo que ocurrió es que al dejar de prestar al gobierno, lo que eran bonos y letras se transformaron en préstamos a las empresas.
–¿Cuál fue el impacto del blanqueo en el Banco Nación?
–Nosotros nos pusimos como objetivo sumar 10.000 cuentas en dólares y estuvimos arriba de las 25.000 cuentas. Fue un impulso formidable para los depósitos en dólares. Nosotros somos un banco Pyme y regional, pero a partir de junio también decidimos ser el banco de hipotecas de la Argentina y lanzamos un programa de créditos hipotecarios en todo el país que tiene un valor de entre 4.000 y 5.000 millones de dólares y prevé desembolso de 40.000 hipotecas. Vemos que parte de ese blanqueo se ha transformado en adquisición de vivienda. El aumento de la confianza en el Gobierno ha hecho que los depósitos se mantengan y que finalmente se transformen en actividad económica.
–El Gobierno desactivó el Procrear. ¿El Banco Nación asistirá a los mismos sectores?
–Nuestro objetivo son las hipotecas de familias de clase media. El objetivo de inflación cero de nuestro gobierno viene acompañado de la abundancia de créditos. Es decir, el gobierno deja de absorber depósitos para cubrir el déficit y esos fondos quedan disponibles para el sector privado: la inflación baja, bajan las tasas, se estiran los depósitos, se estiran los plazos. Yo estoy convencido de que esta dinámica va a hacer que todo el sistema financiero empuje el crédito hipotecario para la vivienda de clase media y Argentina empiece a recuperarse del déficit de vivienda.
Es eterna la promesa el crédito hipotecario en el país
–Actualmente representa medio punto del PBI, eso es nada. Nosotros lo que tenemos que hacer desde aquí es impulsar el crédito hipotecario. Preveíamos 40.000 hipotecas y desde junio a hoy ya tenemos más de 50.000 solicitudes y cerca de 10.000 solicitudes aprobadas, que están buscando la propiedad o están haciendo lo necesario para empezar la obra. A medida que la inflación baje esto va a tener un efecto formidable sobre la actividad económica y también obviamente sobre las expectativas de las familias.
Es eterna la promesa el crédito hipotecario en el país
–Actualmente representa medio punto del PBI, eso es nada. Nosotros lo que tenemos que hacer desde aquí es impulsar el crédito hipotecario. Preveíamos 40.000 hipotecas y desde junio a hoy ya tenemos más de 50.000 solicitudes y cerca de 10.000 solicitudes aprobadas, que están buscando la propiedad o están haciendo lo necesario para empezar la obra. A medida que la inflación baje esto va a tener un efecto formidable sobre la actividad económica y también obviamente sobre las expectativas de las familias.
Venimos de un inicio de gestión en el que el Banco Nación aparecía en el listado de empresas a privatizar, ¿10 meses después han cambiado esa decisión?
–No hay autorización legal del Congreso para abrir el capital del banco, pro sí hay una orden de transformarlo en sociedad anónima de capital estatal y eso pronto será una realidad. Con respecto a la discusión legislativa para la apertura al capital privado, yo creo que se va a terminar dando: que siga siendo un banco del Estado Nacional, pero que tenga 500.000 accionistas y que tenga la transparencia de una empresa de capital abierto. Ese es mi sueño y creo que el debate va a ser diferente al que estamos acostumbrados, porque el crédito va a multiplicar. Hoy el sistema de créditos es muy pequeño, solo 9 puntos del PBI, pero lo vamos a multiplicar fruto de este cambio de economía política. Y bueno, en algún momento nuestro banco, que es el banco más grande de la Argentina, va a necesitar capital. El crecimiento demanda capital y la sociedad va a entender que el desarrollo del crédito demanda capital: ese será el momento para dar el debate. De momento estamos en la transformación en sociedad anónima.
–Han estado batallando fuerte con algunas provincias y municipios por el volumen de las tasas y de ingresos brutos sobre la actividad financiera. ¿Cómo está esa situación?
–La inflación alta escondía una cantidad de cosas que ahora hay que resolver. Nosotros estamos haciendo todo lo posible para bajar las tasas de interés, pero hay situaciones infranqueables y en algunos casos situaciones ilegales. Entonces hay que resolverlo, porque terminan siendo impuestos a los créditos. Es increíble que el crédito hipotecario para la vivienda única tenga un gravamen del nivel que tienen las tasas municipales.
–¿Pero al punto de disponer el cierre de sucursales si no bajan las tasas?
–Nosotros lo que estamos planteando en algunas jurisdicciones del país es que las tasas municipales en este nivel son un obstáculo para desarrollar nuestra política de crédito y para desembolsar hipotecas. Entonces, si nos suben los impuestos vamos a revisar la presencia física. El problema está por supuesto en la provincia de Buenos Aires, en Entre Ríos, en Santa Fe, en Córdoba, en Misiones y la ciudad de Bariloche, es un caso ahí bastante extremo, hay intendentes que entienden que hay un exceso y en otros casos hemos decidio cerrar la sucursal. General Deheza es uno de esos casos, pero la situación ahora está judicializada. Estamos en una negociación con numerosos municipios, y ya hay jurisprudencia de la Corte determinando cuándo una tasa es legal y cuándo no. Hay numerosos juzgados actuando y esperamos que lleguen al fondo de la cuestión. Nuestra decisión es que cuando la tasa municipal iguala el costo salarial de la sucursal, es inviable. En el caso de Bariloche, en una sucursal tenemos 50 empleados y el costo de la tasa municipal supera el costo de los salarios: obviamente, hay algo que está mal.
–¿Son muchas las ciudades donde está planteado el conflicto?
–Hay unas 50 ciudades del país donde la tasa municipal iguala la carga de salario que tenemos ahí. Eso se tiene que corregir, es una cuestión de sentido común. En un país que no tiene crédito hipotecario, gravar los créditos hipotecarios con tasas municipales, ingresos brutos, sellado, no tiene ningún sentido. Vamos por un programa de créditos hipotecarios y eso implica la colaboración de todos los actores públicos, no solamente los bancos. Lo real es que tenemos que aprender a vivir sin inflación, no estamos planteando una situación de amigos y enemigos, tenemos que salir de la lógica de una economía desmadrada, que ponía a cada institución a manotear lo que podía. Estamos planteando un nuevo orden y aparecen todas estas cuestiones. Yo soy optimista, pero hay que dar el debate, porque además estamos viviendo la revolución de las FinTech, tenemos que competir con ellas y toda la carga impositiva termina gravando la presencia física de los bancos, con lo que acelera la posibilidad de que todos nos transformemos en presencias digitales.
Fuente: La Voz / Política / Banco Nacion / Fecha: 25/11/2024.-
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